de Santiago Tena

hágase, niña mía, hágase vivo el amor en tu espacio, hágase en ti la luz y en mí la vida, hágase, amor cercano, cercano nuestro amor, el beso en voz, la voz beso y presencia y estoy dentro, hágase de tu amor el mundo niño, el mundo que te busco, el que soy mundo y carne y poeta y ardor solo por ti, hágase el desinhibo, hágase el nos buscamos, hágase el en ti estoy, hágase del amor el vino de la cena, el esperar, el ven, el has venido, el correo directo, el te busco y me arriesgo y voy por ti y si duele no importa que me duela: te he vivido, hágase del amor vino y dolor y cena y despedida y voy y luego vuelvo, del amor que queremos hágase libertad, y con la libertad la luz del mundo, y que inaugure el mundo en ti y en mí un renacer de esperas sin espera, un renacer de yas sin todavías, un renacer de escarcha, de sol vivo, de dónde, de por qué no me escribes, un renacer de voy, un renacer de quiero, un renacer de no tan solo en público, un renacer de quiero y lo deseo y te lo digo claro y te lo digo cierto: lo quiero y lo deseo y voy por ti y a ti, y estando en ti y llegando, a donde en verdad llego y donde voy y quiero y sé que está esperando y que me llama en ti, es a mí mismo, niño hambriento y gozoso y cálido y feroz dentro de ti, niño que necesita de mí mismo: sé la puerta abierta y encantada y serena y ansiosa y atractiva e imán, y vientre vivo y tú, quererme vivo y tú, volarme vivo y tú, volcarme vivo y tú, amar, amar:

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05 diciembre 2009

AL FINAL

Al final,
me dejas solo desangrando de llorar
sin primaveras en mis manos para dar
la vida se va con tu querer.
Al final,
me cubres todo de angustiosa soledad
porque el presagio que jamás regresarás
y yo sin tu mirar qué voy a hacer.
Sabes bien, que tú me motivaste para amar
que yo intente de ti la intimidad
cuando te provocaba ser mujer;
y ya ves, que aún siendo de tu noche el trovador
le niegas a mi noche la ilusión
de ver un nuevo día amanecer.
Donde estés,
sólo te pido que no vayas a olvidar
que por amarte como un Cristo me quedé
con los brazos abiertos al final.
Y ya ves, que aún siendo de tu noche el trovador
le niegas a mi noche la ilusión
de ver un nuevo día amanecer.
Donde estés,
sólo te pido que no vayas a olvidar
que por amarte como a un Cristo me quedé
con los brazos abiertos al final.
    Autor: Roberto Cantoral.
                                                                                                                                          

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues espero que ese final, sea el comienzo de un principio. Casi todo es según como se mire.
Un abrazo.

LC dijo...

Hola Mona lisa!

bienvenida a este tu rincón!

regresa!