de Santiago Tena

hágase, niña mía, hágase vivo el amor en tu espacio, hágase en ti la luz y en mí la vida, hágase, amor cercano, cercano nuestro amor, el beso en voz, la voz beso y presencia y estoy dentro, hágase de tu amor el mundo niño, el mundo que te busco, el que soy mundo y carne y poeta y ardor solo por ti, hágase el desinhibo, hágase el nos buscamos, hágase el en ti estoy, hágase del amor el vino de la cena, el esperar, el ven, el has venido, el correo directo, el te busco y me arriesgo y voy por ti y si duele no importa que me duela: te he vivido, hágase del amor vino y dolor y cena y despedida y voy y luego vuelvo, del amor que queremos hágase libertad, y con la libertad la luz del mundo, y que inaugure el mundo en ti y en mí un renacer de esperas sin espera, un renacer de yas sin todavías, un renacer de escarcha, de sol vivo, de dónde, de por qué no me escribes, un renacer de voy, un renacer de quiero, un renacer de no tan solo en público, un renacer de quiero y lo deseo y te lo digo claro y te lo digo cierto: lo quiero y lo deseo y voy por ti y a ti, y estando en ti y llegando, a donde en verdad llego y donde voy y quiero y sé que está esperando y que me llama en ti, es a mí mismo, niño hambriento y gozoso y cálido y feroz dentro de ti, niño que necesita de mí mismo: sé la puerta abierta y encantada y serena y ansiosa y atractiva e imán, y vientre vivo y tú, quererme vivo y tú, volarme vivo y tú, volcarme vivo y tú, amar, amar:

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22 mayo 2010

AHORA TE QUIERO...

Autor: Pedro Salinas
Ahora te quiero,
como el mar quiere a su agua:
desde fuera, por arriba, haciéndose sin parar
con ella tormentas, fugas, albergues, descansos, calmas.
¡Qué frenesíes, quererte!
¡Que entusiasmo de olas altas,
y qué desmayos de espuma van y vienen!
Un tropel de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.
Pero detrás de sus flancos
está soñándose un sueño de otra forma
más profunda de querer, que está allá abajo:
de no ser ya movimiento, de acabar este vaivén,
este ir y venir, de los cielos a abismos,
de hallar por fin la inmóvil flor sin otoño
de un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y espuma el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar hizo la paz con su agua
y están queriéndose ya sin signo, sin movimiento.
Amor
tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida se sintiese
seguro de no acabar cuando terminan los
besos, las miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como está el gran amor de los muertos.

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