de Santiago Tena

hágase, niña mía, hágase vivo el amor en tu espacio, hágase en ti la luz y en mí la vida, hágase, amor cercano, cercano nuestro amor, el beso en voz, la voz beso y presencia y estoy dentro, hágase de tu amor el mundo niño, el mundo que te busco, el que soy mundo y carne y poeta y ardor solo por ti, hágase el desinhibo, hágase el nos buscamos, hágase el en ti estoy, hágase del amor el vino de la cena, el esperar, el ven, el has venido, el correo directo, el te busco y me arriesgo y voy por ti y si duele no importa que me duela: te he vivido, hágase del amor vino y dolor y cena y despedida y voy y luego vuelvo, del amor que queremos hágase libertad, y con la libertad la luz del mundo, y que inaugure el mundo en ti y en mí un renacer de esperas sin espera, un renacer de yas sin todavías, un renacer de escarcha, de sol vivo, de dónde, de por qué no me escribes, un renacer de voy, un renacer de quiero, un renacer de no tan solo en público, un renacer de quiero y lo deseo y te lo digo claro y te lo digo cierto: lo quiero y lo deseo y voy por ti y a ti, y estando en ti y llegando, a donde en verdad llego y donde voy y quiero y sé que está esperando y que me llama en ti, es a mí mismo, niño hambriento y gozoso y cálido y feroz dentro de ti, niño que necesita de mí mismo: sé la puerta abierta y encantada y serena y ansiosa y atractiva e imán, y vientre vivo y tú, quererme vivo y tú, volarme vivo y tú, volcarme vivo y tú, amar, amar:

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21 octubre 2011

NO SIEMPRE SOY EL MISMO


No siempre soy el mismo a veces soy yo, el que te quiere, el que te mira y se enternece todavía, el que camina pausado y nunca falta a una cita, el que cumple al pie de la letra todos los roles como un legado genealógico: El padre, el esposo, el hijo, el trabajador, el pastor y la oveja, el guardián del faro que no abandona nunca su puesto, el sensato, el responsable que tú quieres. Otras veces soy el otro, el que extraña mares de vida, puertos de amor, islas de libertad, el eterno navegante, un cimarrón, el que quiere todo y cambiar todo al mismo tiempo y al mismo tiempo quiere estar en todas partes como el aire, como el cielo, la contracara de mí, el que no entiendes ni comprendes. Algunas veces soy aquel, el que se harta, el que no se aguanta, a sí mismo, el que siempre está a punto de mandar todo al carajo y empezar de nuevo en ninguna parte, el que no encuentra su lugar en el mundo, el que aborrece a todo el mundo y de paso a ti también, el eterno disconforme, ese irascible que no soportas. De vez en cuando soy aquel otro, el indiferente, el que hace oído sordo a tus reclamos, el exilado de sí mismo, el que anda por la vida con su mirada abúlica, con su inercia a cuesta, el que acepta las cosas así como vienen indolentemente como un árbol a la orilla del río, de vez en cuando soy ese hombre distante al que tú tratas como a un extraño. Pero tanto yo, como el otro, aquél y aquel otro tenemos algo en común, te tenemos a ti y todos, cada uno a su manera, te queremos y en eso, Amor mío, nadie está en desacuerdo. 

Autor: Gian Franco Pagliaro

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