de Santiago Tena

hágase, niña mía, hágase vivo el amor en tu espacio, hágase en ti la luz y en mí la vida, hágase, amor cercano, cercano nuestro amor, el beso en voz, la voz beso y presencia y estoy dentro, hágase de tu amor el mundo niño, el mundo que te busco, el que soy mundo y carne y poeta y ardor solo por ti, hágase el desinhibo, hágase el nos buscamos, hágase el en ti estoy, hágase del amor el vino de la cena, el esperar, el ven, el has venido, el correo directo, el te busco y me arriesgo y voy por ti y si duele no importa que me duela: te he vivido, hágase del amor vino y dolor y cena y despedida y voy y luego vuelvo, del amor que queremos hágase libertad, y con la libertad la luz del mundo, y que inaugure el mundo en ti y en mí un renacer de esperas sin espera, un renacer de yas sin todavías, un renacer de escarcha, de sol vivo, de dónde, de por qué no me escribes, un renacer de voy, un renacer de quiero, un renacer de no tan solo en público, un renacer de quiero y lo deseo y te lo digo claro y te lo digo cierto: lo quiero y lo deseo y voy por ti y a ti, y estando en ti y llegando, a donde en verdad llego y donde voy y quiero y sé que está esperando y que me llama en ti, es a mí mismo, niño hambriento y gozoso y cálido y feroz dentro de ti, niño que necesita de mí mismo: sé la puerta abierta y encantada y serena y ansiosa y atractiva e imán, y vientre vivo y tú, quererme vivo y tú, volarme vivo y tú, volcarme vivo y tú, amar, amar:

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19 agosto 2010

MAR DE LA SERENIDAD - AMADO NERVO

Mis ojos se han vuelto claros
de tanto mirar el mar;
de tanto verlo, en mi vida
las olas vienen y van.
Mi pensamiento antes frívolo,
de tanto mirar el mar
se ha vuelto apacible, grave;
y es tal su profundidad,
que en vano un buzo de almas
fondo habría de buscar.
Mis melancolías cantan
blandamente, como el mar
la misma canción monótona,
al mismo viejo compás.
En mi corazón, enfriado
por la pena y por la edad,
reinan la quietud y el hielo
del océano glacial.
Recogido, silencioso,
esquivo y áspero está
como una roca perdida
en la gris inmensidad.
Sólo hay algo que no tiene
mi espíritu como el mar:
las cóleras no hay en mi
ya vientos de tempestad
ni espumas rabiosas.
Nada te puede encolerizar,
mar muerto, mar de mi alma,
"mar de la serenidad".

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