de Santiago Tena

hágase, niña mía, hágase vivo el amor en tu espacio, hágase en ti la luz y en mí la vida, hágase, amor cercano, cercano nuestro amor, el beso en voz, la voz beso y presencia y estoy dentro, hágase de tu amor el mundo niño, el mundo que te busco, el que soy mundo y carne y poeta y ardor solo por ti, hágase el desinhibo, hágase el nos buscamos, hágase el en ti estoy, hágase del amor el vino de la cena, el esperar, el ven, el has venido, el correo directo, el te busco y me arriesgo y voy por ti y si duele no importa que me duela: te he vivido, hágase del amor vino y dolor y cena y despedida y voy y luego vuelvo, del amor que queremos hágase libertad, y con la libertad la luz del mundo, y que inaugure el mundo en ti y en mí un renacer de esperas sin espera, un renacer de yas sin todavías, un renacer de escarcha, de sol vivo, de dónde, de por qué no me escribes, un renacer de voy, un renacer de quiero, un renacer de no tan solo en público, un renacer de quiero y lo deseo y te lo digo claro y te lo digo cierto: lo quiero y lo deseo y voy por ti y a ti, y estando en ti y llegando, a donde en verdad llego y donde voy y quiero y sé que está esperando y que me llama en ti, es a mí mismo, niño hambriento y gozoso y cálido y feroz dentro de ti, niño que necesita de mí mismo: sé la puerta abierta y encantada y serena y ansiosa y atractiva e imán, y vientre vivo y tú, quererme vivo y tú, volarme vivo y tú, volcarme vivo y tú, amar, amar:

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21 febrero 2012

Rostro de vos - Mario Benedetti

















Tengo una soledad tan concurrida
tan llena de nostalgias y de rostros de vos
de adioses hace tiempo y besos bienvenidos
de primeras de cambio y de último vagón.

Tengo una soledad tan concurrida
que puedo organizarla como una procesión
por colores tamaños y promesas
por época por tacto y por sabor.

Sin un temblor de más, me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten con mi rostro de vos.

Estoy lleno de sombras de noches y deseos
de risas y de alguna maldición.

Mis huéspedes concurren, concurren como sueños
con sus rencores nuevos su falta de candor.
Yo les pongo una escoba tras la puerta
porque quiero estar solo con mi rostro de vos.

Pero el rostro de vos mira a otra parte
con sus ojos de amor que ya no aman
como víveres que buscan a su hambre
miran y miran y apagan la jornada.

Las paredes se van queda la noche
las nostalgias se van no queda nada.

Ya mi rostro de vos cierra los ojos.

Y es una soledad
tan desolada.